A veces hay que podar las ramas muertas, lo que impide crecer el árbol. A veces toca dar paso a más vida, más savia, más fuerza. No siempre es fácil, y hay que saber cómo podar, para no quitar de nosotros lo mas importante de nuestra vida.
Al ir comenzando la cuaresma se nos plantea una ocasión privilegiada para mirar a la propia vida. Podemos pedirle a Dios luz para despojarla de ramas secas... para que nos convierta, una y otra vez, en árbol frondoso que dé sombra al caminante al final del día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario